REVISTA AMEREIAF No. 4

13 Francesc Pedró, Director UNESCO IESALC El impacto financiero de la pandemia en la educación superior No disponemos todavía de datos suficientes para medir el impacto real de la pandemia en la financiación de la educación superior en América Latina. Mientras no llegan, podemos conformarnos con algunos indicios recopilados por nuestro Instituto y con las lecciones aprendidas de otras crisis anteriores para lanzar algunas hipótesis. Pero antes de hacerlo no está más recordar que, antes de que llegara la pandemia, la cuestión de la financiación estaba lejos de estar bien resuelta y que los retos que existían no solo siguen estando pendientes sino que se han complejizado. Bastará con citar tres. El primer reto era, y sigue siendo, la propia financiación no solo desde el punto de vista del volumen, reflejado por ejemplo en la inversión media por estudiante, que no ha crecido en la región, sino también desde su propia arquitectura, en particular en lo que se refiere a la intervención pública en la financiación de las instituciones y de los estudiantes o, si se prefiere, de la oferta y de la demanda. No parece en este sentido que ningún país de la región se encontrara en una situación de equilibrio, como acreditan tanto las manifestaciones de estudiantes, especialmente significativas en temas como los aranceles públicos o el endeudamiento (Chile y Colombia), como de sindicatos docentes (Argentina), así como los posicionamientos de las asociaciones de universidades. El segundo reto era, y sigue siendo, el cambio demográfico. A diferencia de otros subsectores educativos, el llamado bono demográfico no parecía augurar nada bueno en educación superior: a pesar de que existe mucho margen de crecimiento porque las tasas de cobertura podrían aumentar sustancialmente, pues la tasa bruta media de la región apenas alcanza el 25%, la reducción potencial de efectivos y, por tanto, de demanda puede tener consecuencias negativas para la financiación de las universidades, sobre todo cuando una parte (o la totalidad) de sus ingresos depende del número de estudiantes que ingresan como sucede en buena parte de las instituciones públicas de educación superior de la región. Finalmente, el tercer reto era, y sigue siendo, la pertinencia de la oferta y la percepción que de ella tienen los jóvenes. Esto sucedía en un contexto en el que las economías de la región, antes de la pandemia, parecían ofrecer trabajos mucho más

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